Nuevas evidencias de tejidos blandos en Edmontosaurus annectens
El análisis de un espécimen excepcionalmente preservado de Edmontosaurus annectens ha aportado información inédita sobre la anatomía externa, la locomoción y los procesos tafonómicos que favorecen la conservación de tejidos blandos en dinosaurios.
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11/14/20254 min read


El análisis de un espécimen excepcionalmente preservado de Edmontosaurus annectens (junto con otros ejemplares comparativos de conservación excepcional), perteneciente a la Formación Lance (Maastrichtiense tardío, Wyoming) ha aportado información inédita sobre la anatomía externa, la locomoción y los procesos tafonómicos que favorecen la conservación de tejidos blandos en dinosaurios. Estos especímenes, denominados informalmente momias por su preservación tridimensional de estructuras dérmicas y queratinizadas, permiten reevaluar aspectos clave de la biología y ecología de los hadrosáuridos, así como los mecanismos que conducen a su fosilización.
Anatomía externa y estructuras inéditas
Los ejemplares presentan una conservación excepcional de la piel escamosa, una prominencia carnosa medial a lo largo del dorso (con correlación segmental con las espinas neurales, lo que sugiere integración anatómica con el esqueleto axial), una y prolongaciones dérmicas a lo largo de la cola, posiblemente correlacionadas con las vértebras caudales, y pezuñas queratinizadas en manos y pies. La cresta media, ubicada sobre las vértebras dorsales y cervicales, muestra una segmentación que se correlaciona con las espinas neurales subyacentes, lo que sugiere una función biomecánica o comunicativa. Esta estructura recuerda a las crestas dorsales de ciertos reptiles modernos, como los agamidos draconinos, aunque su morfología es única entre los dinosaurios conocidos.
La fila de espinas interdigitadas en la cola, también correlacionada con las vértebras caudales, refuerza la hipótesis de que estas estructuras dérmicas estaban anatómicamente integradas al esqueleto axial. Su disposición sugiere un papel en la exhibición visual o en la regulación térmica, aunque estas funciones permanecen especulativas.
Uno de los hallazgos más significativos es la presencia de pezuñas queratinizadas en forma de cuña, tanto en las extremidades anteriores como posteriores. Las manos muestran una configuración ungulígrada, mientras que los pies adoptan una postura subungulígrada. Esta evidencia constituye el primer registro de pezuñas en reptiles y en un tetrápodo bípedo, lo que plantea nuevas preguntas sobre la evolución de las estructuras locomotoras en dinosaurios ornitisquios.
Implicaciones locomotoras y funcionales
La morfología de las extremidades sugiere que Edmontosaurus adoptaba una locomoción cuadrúpeda facultativa, con una postura disímil entre manos y pies. Las pezuñas, al distribuir el peso corporal sobre una superficie más amplia, podrían haber facilitado el desplazamiento sobre sustratos blandos o inestables, como los márgenes fluviales de la Formación Lance. Las pezuñas, al proteger las falanges y distribuir la presión del peso, refuerzan la interpretación de un desplazamiento principalmente terrestre y eficiente sobre sustratos compactos. Esta adaptación biomecánica refuerza la hipótesis de que los hadrosáuridos eran capaces de alternar entre locomoción bípeda y cuadrúpeda según el contexto ecológico.
Mecanismo de preservación: una plantilla mineralizada
Contrario a lo que sugiere el término “momia”, los tejidos blandos originales no se han conservado. En su lugar, se ha preservado una máscara tridimensional externa formada por una fina capa de arcilla (<1 mm) que replicó la morfología superficial del cadáver durante su descomposición. Esta “plantilla” se originó por la precipitación de filosilicatos (illita, caolinita) inducida por biofilms microbianos durante la descomposición, replicando con precisión la superficie dérmica original.
El proceso tafonómico se ha reconstruido en cuatro etapas:
Desecación subaérea y decaimiento inicial, que permitió la formación de biofilms sobre la piel.
Transporte fluvial corto y entierro rápido, que evitó la destrucción mecánica del cadáver.
Relleno de cavidades internas por sedimento arenoso, estabilizando la estructura tridimensional.
Formación de la plantilla de arcilla y descomposición final, que dejó una réplica mineralizada de la superficie externa.
Este modelo de preservación, basado en la interacción entre descomposición biológica y mineralización superficial, explica la conservación de estructuras delicadas como crestas, espinas y pezuñas, sin requerir condiciones excepcionales de anoxia o congelación.
Contexto paleoambiental y subsidencia
La Formación Lance representa un ambiente costero con alternancia de estaciones secas y húmedas, lo que favorecía la desecación inicial de los cadáveres y su posterior entierro por eventos fluviales. La cuenca de Powder River, donde se ubican los hallazgos, presenta una tasa de subsidencia estimada de unos 170 m/Ma (metros por millón de años), lo que permitió el enterramiento rápido y profundo de los ejemplares, condición clave para la preservación tridimensional.
Además, las dos “momias” fueron encontrados en una zona de menos de 10 km de extensión, denominada informalmente “mummy zone”, donde también se han recuperado fósiles con tejidos blandos de Triceratops y Tyrannosaurus rex. Esta concentración sugiere que factores locales, como la mineralogía del sedimento y la dinámica fluvial, jugaron un papel determinante en la fosilización.
Implicaciones evolutivas y sistemáticas
Los hallazgos obligan a reconsiderar aspectos de la evolución morfológica en dinosaurios ornitisquios. La presencia de pezuñas y estructuras dérmicas complejas indica una diversidad anatómica mayor de la esperada, con posibles funciones en locomoción, comunicación o termorregulación. Asimismo, la correspondencia segmental entre estructuras dérmicas y vértebras sugiere una integración funcional entre tegumento y esqueleto, similar a la observada en cocodrilos y tuátaras modernos.
Desde una perspectiva sistemática, estos datos enriquecen la caracterización de Edmontosaurus annectens y podrían tener implicaciones en la delimitación de especies dentro de Hadrosauridae, especialmente si se confirma la variabilidad de estas estructuras entre individuos.
Conclusión
El estudio de las momias de Edmontosaurus aporta una visión renovada sobre la anatomía externa, la locomoción y los procesos tafonómicos en dinosaurios del Cretácico tardío. La preservación de estructuras dérmicas y queratinizadas mediante plantillas mineralizadas redefine los criterios de fosilización de tejidos blandos y abre nuevas vías para la interpretación funcional y evolutiva de los dinosaurios ornitisquios. Estos hallazgos subrayan la importancia de los contextos locales en la preservación fósil y la necesidad de integrar datos tafonómicos, anatómicos y paleoambientales en el estudio de la biología de los dinosaurios.
https://www.science.org/doi/10.1126/science.adw3536
