Los últimos neandertales del interior de la península ibérica

El artículo presenta un análisis exhaustivo del yacimiento de la cueva de Los Casares, situada en el municipio de Riba de Saelices (Guadalajara, España),con el objetivo de reconstruir el entorno ecológico y climático en el que vivieron los últimos grupos neandertales de esta región durante el Pleistoceno Tardío.

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11/11/20253 min read

Últimos neandertales España península ibérica
Últimos neandertales España península ibérica

El artículo presenta un análisis exhaustivo del yacimiento de la cueva de Los Casares, situada en el municipio de Riba de Saelices (Guadalajara, España),con el objetivo de reconstruir el entorno ecológico y climático en el que vivieron los últimos grupos neandertales de esta región durante el Pleistoceno Tardío. El estudio se centra en los niveles C y B–C de la cavidad conocida como “Seno A”, datados entre 44.000 y 42.000 años antes del presente (cal BP), dentro del Estadio Isotópico Marino 3 (MIS 3), un periodo caracterizado por fluctuaciones climáticas marcadas.

Un contexto arqueológico singular

Los niveles analizados se datan con una antigüedad de entre 44.000 y 42.000 años, un periodo enmarcado en el MIS 3 (Estadios isotópicos marinos), corresponde al Interstadial de Groenlandia 11 (GI 11), una de las fases más templadas y húmedas dentro de un contexto climático general caracterizado por bruscas oscilaciones. En estos niveles se han documentado herramientas líticas musterienses, propias de los neandertales, así como arte rupestre paleolítico, lo que refuerza la importancia cultural del yacimiento.

Además de los restos humanos y culturales, se hallaron abundantes evidencias de actividad de depredadores, tanto mamíferos como aves rapaces, lo que sugiere una compleja interacción ecológica en el entorno de la cueva.

Micromamíferos como testigos del pasado

El estudio se centró en el análisis de un mínimo de 238 individuos pertenecientes a 25 taxones de micromamíferos, incluyendo roedores, lagomorfos, insectívoros y murciélagos. Entre las especies más representativas se encuentran el ratón de campo (Apodemus sylvaticus), el conejo (Oryctolagus cuniculus), y varios topillos como Microtus arvalis y Microtus ex gr. agrestis.

Destaca la presencia de especies extintas como Cricetulus bursae y Pliomys coronensis, indicadoras de ambientes fríos y húmedos, así como de especies de distribución boreal como Alexandromys oeconomus, lo que aporta información valiosa sobre las condiciones climáticas y biogeográficas del momento.

Tafonomía y agentes acumuladores

El análisis tafonómico reveló una alta proporción de dientes con signos de digestión, lo que indica que los restos fueron acumulados principalmente por depredadores. La presencia de concreciones coprolíticas sugiere una digestión intensa, especialmente atribuible a mamíferos carnívoros como zorros o mustélidos, aunque también se detectaron señales de actividad de aves rapaces nocturnas.

Este patrón de acumulación permite distinguir entre los restos depositados por humanos y los generados por la fauna local, aportando una visión más precisa del uso de la cueva y de la dinámica ecológica del entorno.

Una vez identificados los agentes acumuladores y el origen de los restos, los investigadores aplicaron modelos ecológicos para inferir el paisaje y el clima asociados a estas comunidades faunísticas.

Un paisaje de praderas húmedas y bosques fragmentados

Mediante métodos como la ponderación de hábitats y el modelo bioclimático, los investigadores reconstruyeron el paisaje que rodeaba la cueva durante la ocupación neandertal. El entorno estaba dominado por praderas húmedas abiertas, salpicadas de bosques fragmentados y con abundantes fuentes de agua, lo que ofrecía un hábitat rico y diverso.

Este tipo de paisaje habría favorecido la presencia de herbívoros y pequeños mamíferos, proporcionando recursos alimenticios tanto para los neandertales como para los depredadores naturales. La coexistencia de hábitats abiertos y boscosos también sugiere una elevada biodiversidad.

Clima benigno en tiempos de transición

La reconstrucción paleoclimática indica que durante el periodo de ocupación neandertal, el clima era relativamente templado y húmedo, con temperaturas cercanas a las actuales y una mayor disponibilidad de agua debido al mayor régimen de precipitaciones. Según la clasificación bioclimática, el área se encontraba en un ecotono entre el clima templado típico y el mediterráneo, con termotipos supratemplado y supramediterráneo-mesotemplado.

Estas condiciones climáticas benignas habrían facilitado la subsistencia de los neandertales, permitiéndoles mantener sus estrategias de caza y recolección en un entorno favorable.

Implicaciones para la extinción neandertal

Los datos obtenidos refuerzan la hipótesis de que los últimos neandertales del interior ibérico vivieron en condiciones ambientales relativamente estables y favorables. Sin embargo, su desaparición podría estar relacionada con el deterioro climático posterior, especialmente durante el estadial Heinrich 4, una fase de enfriamiento abrupto que habría alterado drásticamente los ecosistemas.

Este estudio aporta una pieza crucial al rompecabezas de la extinción neandertal, sugiriendo que el cambio climático fue un factor determinante en su desaparición, al menos en esta región del interior peninsular.

Conclusión

La cueva de Los Casares ofrece una ventana excepcional al mundo de los últimos neandertales del interior ibérico. A través del análisis de micromamíferos, se ha logrado reconstruir un entorno ecológico complejo y un clima benigno que sustentó a estas poblaciones durante sus últimos milenios. Este trabajo no solo enriquece nuestro conocimiento sobre la biogeografía del Pleistoceno, sino que también aporta claves fundamentales para entender los procesos que llevaron a la extinción de una de las especies humanas más emblemáticas.

https://doi.org/10.1016/j.palaeo.2025.113325