Conceptos básicos de biología evolutiva 2: involución
Involución es una palabra que usada en el contexto de la biología evolutiva nos provoca mucha desazón.
ARTÍCULOS DIVULGACIÓN
Autor: Gloria Bernet
1/2/20245 min read
Como ya explicamos en un artículo anterior sobre la no linealidad de la evolución, esta no tiene ningún propósito de perfeccionamiento entendida según los parámetros humanos actuales.
Podemos decir orgullosos que aquel artículo despertó bastante el interés de personas no aficionadas a la paleontología. Y es que todo el mundo sabe más o menos quién es Darwin y a todo el mundo le suena la teoría de evolución. Pero solo escarbando la superficie de este conocimiento nos encontramos un montón de mitos acientíficos que vamos a intentar aclarar.
¿Y cuál es uno de los conceptos erróneos que más se oyen? El de la involución. Seguro que te pones a ver la tele un rato y alguien, en algún momento, usa la palabra. Pero ¿tiene sentido hablar de involución en paleontología?
Veamos cómo define la RAE el término involución: “Detención y retroceso de una evolución biológica, política, cultural, económica, etc.” No negamos que en política o economía no existan las involuciones, pero aceptar el término involución asociado a biología, es no haber entendido en absoluto qué es la evolución.
La involución (también llamada devolución o evolución inversa), plantea la vida de un grupo de organismos como una carrera en la que hay un meta (o sea, parecerse a los humanos, cúspide de la creación, hechos a imagen y semejanza de dios) y todo lo que sea salirse de ese avance hacia la meta es un retroceso evolutivo. ¿De dónde viene esa confusión? Pues de la teleología y la ortogénesis.
Teleología y ortogénesis
Vaya dos palabrejas, ¿no? Vamos a ver qué son de y dónde viene ese lío mayúsculo de pensar que las especies pueden volver a un estado evolutivo anterior.
La teleología es una rama de la filosofía que se enfoca en la idea de que los eventos y objetos del universo están diseñados con un propósito o una finalidad. Esta perspectiva sostiene que todo lo que existe tiene una razón de ser y una función específica que cumplir.
Se basa en la idea de que el universo y todo lo que contiene tiene una finalidad intrínseca, y que esa finalidad se puede entender a través de la observación y el análisis de los patrones y estructuras del mundo natural. En otras palabras, la teleología se preocupa por descubrir la razón detrás de las cosas, en lugar de simplemente describir cómo son.
En la filosofía clásica, la teleología se ha utilizado para argumentar que la existencia del universo y de la vida en la Tierra tienen un propósito divino, lo que lleva a la idea de un creador o una inteligencia superior.
Por otra parte, la ortogénesis es una teoría científica que sostiene que la evolución biológica tiene una dirección determinada, y que las especies evolucionan en una línea recta, siguiendo una trayectoria fija y predecible hacia un estado final o destino.
Esta teoría sugiere que los cambios evolutivos son causados por factores internos y hereditarios en lugar de por la selección natural y la adaptación al entorno. Según la ortogénesis, los organismos se transforman de manera progresiva y determinada hacia una forma final que representa una culminación o perfección en términos evolutivos. Lo de la meta que decíamos antes.
Sin embargo, la ortogénesis clásica ha sido ampliamente criticada y descartada por la comunidad científica, ya que no tiene una base empírica sólida y contradice las observaciones y evidencias de la evolución biológica. La biología moderna defiende que la evolución es un proceso aleatorio y no dirigido, impulsado por la selección natural y la variación aleatoria en los genes.
Repetimos: la evolución es, simplemente, una adaptación a las condiciones particulares del entorno en un periodo de tiempo concreto sin finalidad ni dirección, así que vamos a olvidarnos de la filosofía y vamos a seguir con la biología evolutiva y el mito de la involución.
El Sr. Dollo: la vida es una tómbola
Lo más curioso de todo este asunto es que el concepto de involución biológica está fuertemente enraizado en el imaginario colectivo pese haber sido refutado a finales del s.XIX.
Ya ha llovido bastante desde que el paleontólogo belga Louis Dollo formuló la ley de irreversibilidad de Dollo. Esta ley establece que una estructura o función biológica que se ha perdido en un linaje evolutivo no se recupera más adelante en ese linaje. Es decir, la evolución no retrocede.
En otras palabras, si una característica evolutiva se pierde a lo largo del tiempo, no es posible que esa característica vuelva a aparecer más adelante en la evolución de un organismo. Por ejemplo, aunque los delfines tengan un vida 100% acuática es altamente improbable que vuelvan a tener branquias.
Evidentemente, la ley de irreversibilidad de Dollo se basa en la idea de que la evolución es un proceso no dirigido y no planificado, y que las mutaciones y la selección natural solo pueden actuar sobre lo que ya está presente en un organismo en un momento determinado. Además, una vez que una estructura o función biológica se ha perdido, la recuperación de esa característica requeriría una serie de mutaciones altamente improbables.
El biólogo evolutivo Richard Dawkins explica la ley de Dollo como una simple declaración sobre la improbabilidad de que la evolución siga precisamente el mismo camino dos veces. Es decir, no es que sea imposible que las estructuras, órganos o capacidades perdidas por un grupo de organismos durante su evolución no se puedan recuperar, sino que es altamente improbable por pura matemática. Las variables en la evolución biológica son muchas y muy azarosas.
La ley de irreversibilidad de Dollo ha sido objeto de debate en la biología evolutiva, y algunos biólogos argumentan que puede haber excepciones a esta ley. Sin embargo, en general, lo que postulara el Sr. Dollo allá por 1893 es ampliamente aceptado como una idea importante en la comprensión de la evolución biológica.
Preceptos de la biología evolutiva
Todo esto que os hemos contado hoy y todo lo que os explicamos en el artículo anterior sobre Darwin y su teoría de la evolución, son los pilares de la llamada biología evolutiva, una rama de la biología que se enfoca en el estudio de los procesos y mecanismos que causan cambios en los seres vivos a lo largo del tiempo, incluyendo la diversidad de la vida, la selección natural, la deriva genética, la especiación y la historia evolutiva de los organismos.
La biología evolutiva busca comprender cómo los seres vivos se han adaptado y diversificado a lo largo del tiempo a través de la acción de la selección natural, la mutación y otros procesos evolutivos. También se interesa en el estudio de la historia evolutiva de los seres vivos, cómo han evolucionado y cómo están relacionados entre sí a través del árbol de la vida, aspectos claves de nuestra amada paleontología.
La importancia de la biología evolutiva ha crecido en las últimas décadas debido a su relevancia en la comprensión de problemas actuales como la conservación de especies en peligro de extinción y la lucha contra enfermedades infecciosas.
Evidentemente, la biología evolutiva es una disciplina en constante evolución, valga la redundancia, pero eso lo veremos en próximos artículos.