Accidentes mortales en neonatos de pterosaurios

Las crías de los pterosaurios eran precoces. De hecho, según los autores del estudio, demasiado precoces. En estudios anteriores ya se había evidenciado que los embriones de pterosaurio se desarrollaban casi en su totalidad dentro del huevo y esto les permitía volar poco después de la eclosión. Sin embargo… La experiencia es un grado, especialmente cuando se trata de volar por primera vez.

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9/25/20254 min read

Las crías de los pterosaurios eran precoces. De hecho, según los autores del estudio, demasiado precoces. En estudios anteriores ya se había evidenciado que los embriones de pterosaurio se desarrollaban casi en su totalidad dentro del huevo y esto les permitía volar poco después de la eclosión. Sin embargo… La experiencia es un grado, especialmente cuando se trata de volar por primera vez.

Modelos biomecánicos realizados en otros estudios recientes apoyaban la idea de un vuelo precoz al observar que estos neonatos de pterosaurio tenían los huesos alares con una resistencia suficiente para realizar un vuelo activo. No se ha podido especificar el tiempo de margen que necesitaban estas crías para estar listas para ese primer vuelo. Podían pasar horas o incluso días, pero funcionalmente hablando, estaban preparadas. Y por tanto, se descarta la antigua hipótesis de unas crías con una cierta dependencia del adulto hasta lograr el vuelo. Incluso en la actualidad, algunas crías de aves son capaces de volar inmediatamente.

Concretamente en el trabajo de Robert S.H. Smyth y colaboradores, en el que se centra nuestra entrada, se ha buscado reconstruir de forma narrativa la historia tafonómica y biológica de los pterosaurios jurásicos del yacimiento de conservación excepcional de Solnhofen, en Alemania. Curiosamente, los restos fósiles encontrados de pterosaurios en lo que fue en su momento el Archipiélago del Jurásico Superior de Solnhofen, son la gran mayoría ejemplares juveniles. Además, excepcionalmente conservados. Sin embargo, es raro encontrar adultos y, si hay suerte, suelen estar incompletos o en un estado fragmentario. Esto le generó a los autores una serie de preguntas: ¿Volaban todas las crías y simplemente tuvieron la mala suerte de morir? ¿O la acumulación en ciertos depósitos fosilíferos del yacimiento está indicando que no eran tan capaces de volar?

El estudio se centró en dos ejemplares neonatales de Pterodactylus antiquus hallados con unas peculiares fracturas en busca de indicios de traumatismos y para explorar las posibles causas de su muerte que expliquen el sesgo juvenil en el registro fósil del sitio. Dichas fracturas se lograron observar bajo luz ultravioleta fluorescente, junto a detalles en la matriz imperceptibles bajo la luz visible. Las fracturas, ubicadas en la diáfisis humeral, parecían limpias y sin falta de ninguna pieza ósea relevante. Se confirmó que se trataban de neonatos al observar el tamaño reducido, con una envergadura de no más de 20 centímetros aproximadamente, unas órbitas desproporcionadas y la presencia de falta de fusión epifisaria en gran número de huesos. Pero el hallazgo más importante fue la ausencia de cicatrización ósea. Estas crías, ambas además, murieron casi al instante después de nacer y de fracasar en su primer vuelo.

Y ambas sufrieron un traumatismo idéntico en el húmero. Cierto que en una cría era el derecho y en la otra el izquierdo, pero la misma lesión limpia y contundente, sin señal de depredación ni de otros impactos previos. Una fractura oblicua en el húmero como la que se observa en estas crías, según los autores, solo pudo producirse por una fuerza aplicada mientras el ala estaba en extensión y algo las “retorció”. Tal vez una corriente de viento inesperada o demasiado intensa, pero queda descartada como causa una colisión contra un objeto duro.

La narrativa de esta trágica historia empezaría viajando al Kimmeridgiense, hace entre 153 y 148 millones de años aproximadamente. Del mar litoral somero emergen pequeñas islas y arrecifes de coral. Dos jóvenes pterosaurios, de horas de vida, tienen la intención de llegar volando a la siguiente masa de tierra para aproximarse así a sus congéneres. El tiempo no podía ser el peor… el Arrecife de Solnhofen, de clima habitualmente semitropical, se ve azotado por una tormenta de magnitudes catastróficas. Ambas crías son llamadas por el instinto y echan a volar, las corrientes de aire las mantienen elevadas más de lo esperado. Una ráfaga de viento de extrema violencia las retuerce en el aire y les dobla las alas hasta quebrarles los húmeros. Incapacitadas totalmente, caen al agua de la laguna costera, sin apenas poder moverse y en el posible aumento del oleaje por la tormenta, se ahogan hundiéndose lentamente. La sedimentación fue rápida. La tormenta agitó los fangos limosos finos del fondo de la laguna y estos sepultaron casi al instante sus cuerpos preservándolos, así, en una conservación excepcional.

Este suceso mortal no sería el único. Hay más de 40 especímenes de P. antiquus en Solnhofen y son la mayoría jóvenes en un estado de muerte masiva muy similar. Los autores de este estudio concluyen que estas tormentas, posiblemente recurrentes, habrían actuado a modo de filtro tafonómico. Durante mucho tiempo se creyó que el Arrecife de Solnhofen era un lugar dominado por pterosaurios de pequeño tamaño y eso no deja de ser una visión sesgada (sesgo juvenil). No era un lugar dominado por pterosaurios de pequeño tamaño, era una trampa mortal para las crías. Posiblemente, la gran mayoría de las crías encontradas no eran nativas del lugar, sino crías inexpertas en sus primeros vuelos que vivían en islas cercanas y trataron de cruzar de isla en isla y resultaron víctimas de violentas tormentas.

No deja de ser una hipótesis que requiere de evidencias directas más concluyentes, pero si se compara con otros eventos de mortalidad en masas, aunque no sea de pterosaurios por falta de registro, podemos encontrar ejemplos en vertebrados modernos como aves y murciélagos que se ahogan en grupos por culpa de tormentas repentinas. Eventos climáticos que producen acumulaciones no naturales de individuos.

Sin embargo, el artículo establece ciertas conclusiones. Se refuerza la idea de que los pterosaurios tendrían crías precoces sin necesidad de cuidado parental extendido ni aprendizaje de vuelo, haciéndolas unas crías extraordinariamente independientes. Este estudio obliga a reevaluar la reconstrucción de las poblaciones de pterosaurios y su biogeografía, incluso la propia de Solnhofen. Muchas “comunidades de pterosaurios” podrían estar afirmadas bajo sesgos, y pterosaurios clasificados como “fauna de Solnhofen” quizá no pertenecieran a ella (o, como mínimo, esta fauna no sería no tan homogénea como se había planteado).


Estudio de referencia:

Fatal accidents in neonatal pterosaurs and selective sampling in the Solnhofen fossil assemblage, https://doi.org/10.1016/j.cub.2025.08.006